- Centro de Artesanía de Aragón
- Fechas: del 8 al 29 de mayo de 2015.
Horario: 8, 9 y 10 de mayo de 11 a 20 horas.
Resto de días de lunes a viernes de 12 a 14 y de 17 a 20 horas.
Festivos cerrado
Termodinámica vs dinámica de especulación
Participantes
- Ángel Laín (ilustración)
- Charo de la Varga (textil)
- Eugenio Arnao y Mario Gros (música)
- Fernando Bayo (arquitectura)
- Gerardo García (escultura)
- Jabier Burguete (docencia)
- Javier Joven (pintura)
- Miguel Ángel Ortiz Albero (poesía)
- Nemesio Mata (grabado)
- Rubén Cárdenas (transmedia)
- Miguel Ángel Gil (comisariado)
Esta exposición muestra el material cerámico y algunas de sus posibilidades, desde el punto de vista de un grupo de artistas cuyo trabajo habitual es ajeno a este medio.
Por considerar que la cerámica todavía es bastante desconocida en el ámbito del arte contemporáneo, parece interesante que una serie de autores acepten la invitación, y el reto que esta implica, para experimentar en una técnica que no es la suya, abordando esta propuesta desde la perspectiva de las disciplinas en las que trabajan normalmente, las cuales son tan variadas como: música, textil, escultura, ilustración, docencia, arquitectura, poesía, pintura, transmedia, o grabado.
Todos los participantes tienen en común la capacidad de enfrentarse a una temática que no tiene por qué corresponderse con su motivación artística cotidiana, lo cual puede considerarse una virtud en el ámbito creativo.
El desafío que se plantea en este proyecto, partiendo de dos objetos cerámicos bien conocidos, un botijo y un ladrillo, es que cada autor haga un ejercicio de análisis de dos formas de vida distintas representadas respectivamente por cada uno de estos elementos, bien desde una vertiente estética, bien desde una conceptual.
Para hacer viable la estrategia del juego que se propone, tenemos que centramos en algunas cualidades o usos de los que se les atribuyen a estos dos elementos, y obviar algunos otros, partiendo de esta premisa, nos centraremos en conceptos antagónicos.
Mientras el ladrillo es resultado de un proceso industrial, automatizado, de muy bajo coste, el botijo es producido de forma artesanal fruto de una larga tradición, cada pieza es diferente. El ladrillo es una forma geométrica en la que predominan las líneas rectas, las aristas, y por su utilidad y proceso de fabricación, tiene unos acabados toscos. Por el contrario el botijo responde a formas más orgánicas, curvas y ergonómicas. El ladrillo, como material de albañilería que es, se puede considerar símbolo de lo que la construcción ha representado en los últimos años: especulación, despilfarro, agresión al medio ambiente, etc. Mientras que el botijo, aunque casi en desuso, podría simbolizar una forma de vida más respetuosa, ejemplo de eficiencia energética, de puesta en valor del trabajo bien hecho. También podríamos hablar de la vida urbana de ritmo acelerado, frente a una vida rural más relajada y en contacto con la naturaleza.
Partiendo de estos conceptos, lo que resulta interesante es el diálogo que establece cada artista entre los dos elementos, bien de contraste y oposición, o por el contrario de complementación entre ellos…
Miguel Ángel Gil